
Los clubes deportivos se rompen en lomo para cumplir con el objetivo de formar deportistas, sino principalmente personas de forma integral, pero hay veces en las que a alguna parte de la sociedad le importa poco, más en estos tiempos en los que los valores (algo que el deporte pone de manera permanente sobre la mesa) parecen ir esfumándose cada vez más rápido.
El Club Remeros Paysandú es uno de los tantos clubes que trabajan todos los días sorteando dificultades para mantenerse de pie. Aunque el histórico club, cuna de campeones de todo tipo y color, le puso siempre el pecho a un problema extra: la creciente.
Pero en estos tiempos que corren, donde parece que cualquier cosa es lo mismo, hay otro flagelo externo que resulta mucho más complicado que los berrinches del río: el vandalismo.
No hay día en el que el club costero no sea víctima de esa gente a la que no le importa nada. Robos y roturas por diversión son cuestión de todos los días. ¡Si hasta se llegó al colmo de que se robaran trofeos, cables y demás en cada ocasión que el club trabajaba para ponerse de pie tras una creciente!
Ahora, estos nenes a los que no les importa nada, y que ya ni se escudan en la oscuridad de la noche, deshicieron la planchada del club, esa que permite que los remeros se embarquen para salir a entrenar.
Otra vez denuncia ante Prefectura, así como se han hecho ante la Policía y la Justicia. Y otra vez, la misma respuesta. Nada.
“Ya no sabemos qué hacer. Pedimos colaboración a gritos y nadie escucha. Esto es tierra de nadie, tanto de día como de noche. Ahora tenemos que hacerle frente, y veremos de qué manera, a reparar la planchada; serán 3 mil o 4 mil dólares, y disponer de dinero siempre es difícil”, dijo a Chicos las Pelotas un histórico allegado al club del rombo blanco, totalmente indignado por la situación.
Y la pregunta es qué se puede hacer. En estos tiempos en los que se está apostando al deporte de gran forma, ¿No será tiempo de que la Intendencia tome alguna carta en el asunto?
¿No sería bueno iluminar esas calles para que no sean la tentación de quienes no tienen más que hacer sino daño sabiendo que terminan siendo impunes, más aún cuando a pocas cuadras se construye una residencia universitaria?
¿Y no será prudente que también la fuerza del orden tome cartas en el asunto en esta zona costera donde también los vecinos se quejan de muchas situaciones?
Da bronca, indignación, pero especialmente impotencia. Por eso sería bueno que, en estos tiempos en los que el deporte está en primer plano en Paysandú, se tendiera también una mano para que el club que le dio decenas de títulos y dos medallas olímpicas al departamento, pueda seguir dedicándose a formar a los sanduceros de bien del mañana, como el resto de los clubes deportivos.


