Escribe la Dra. Andrea Valiente (Dra. en Derecho y Ciencias Sociales. Diplomada en Derecho Deportivo / Género y Políticas Públicas. Máster Internacional en Derecho del Fútbol SLI).
En la cancha se juega a ganar, o al menos ese es el paradigma por excelencia. Fue el profesor Ricardo de León quien entendió el juego de forma distinta y en lugar de jugar a ganar implementó un sistema de juego para no perder. Otra visión tan válida como la primera. “¿Antifútbol o fútbol completo?: mi revolución”, así tituló su legado. Fue una persona que tuvo el valor de servirse de su propia razón, superando toda pereza o cobardía. Tal estado de espíritu sería deseable en todas las personas, en tanto su actuar impacta en todos los ámbitos de la vida humana.
Al respecto la Comisión Especial de Deporte del Parlamento (Cámara de Representantes), tiene a estudio un proyecto de ley que trata sobre odio, racismo, xenofobia e intolerancia en el deporte. En su exposición de motivos no vamos a encontrar un diagnóstico a nivel país sobre la situación de odio, xenofobia e intolerancia en el deporte, tampoco un pensamiento teórico crítico, ni cómo se financiará lo proyectado. Simplemente manifesta la preocupación por las situaciones de violencias y el uso de la tecnología de la información y redes sociales como elemento que incide negativamente en el ámbito del deporte.
Se afirma también en la exposición de motivos que es necesario legislar para dar respuesta a la “evidencia” sobre esas violencias para todo el sistema deportivo uruguayo, para lo cual se proyecta un cuerpo normativo basado desde “otra experiencia” (principalmente la española, si bien no se menciona) en donde otros cuerpos normativos, definiciones y lógicas se imponen.
Esa lógica considera, por ejemplo, a un entrenador como deportista, cuando no lo es. Establece una definición de entidad deportiva distinta a lo que establece la Ley de Promoción y Fomento del Deporte, entre otras cuestiones de técnica de legislación normativa inconvenientes para dar seguridad jurídica.
El filósofo español Jorge Larrosa (que recientemente estuvo en Uruguay), nos advierte que la experiencia “eso que me pasa”, es compartida con otros en comunidad. Lo cierto es que las experiencias no son las mismas en Uruguay, España o Inglaterra.
Desde la experiencia, la lectura que puedan hacer los servidores públicos de la normativa occidental debe ser a modo de insumo que colabore y contribuya a una solución siempre pensada desde nuestras problemáticas. En tanto la normativa extranjera puede ser fuente de inspiración, más no pieza legislativa que se traslade como de su creación. El sistema político debería ser capaz de pensar por sí mismo, haciendo una lectura comprensiva de la realidad; y pensar soluciones que atiendan la salvaguarda de toda persona que se encuentre vinculada al deporte, sea deportista o un aficionado que concurre como espectador a un evento deportivo.
Ida Vitale asegura que «hay una relación entre la cultura, la riqueza y la organización de un país; hay países que promueven mejor su cultura que otros en América». En tal sentido, sería deseable que no limitemos nuestra capacidad de pensar, hablemos en nombre propio y desde “nuestras experiencias” aquí y ahora tal como lo hizo el profesor Ricardo de León. Es correcto permitirnos contemplar otros marcos normativos occidentales de otras épocas, pero con el estado de espíritu y el pienso atendiendo a nuestra realidad, lo “dándose” aquí y ahora para prevenir situaciones de violencia. Pero partiendo siempre desde “nuestras experiencias” .
(La referencia al masculino genérico comprende al género femenino u otro en forma indistinta)
OPINIÓN: Odio, racismo, xenofobia e intolerancia en el deporte, un proyecto pensado desde «otra experiencia»
