Complicadísimo. Lo tuvo, lo sufrió, pero lo terminó definiendo en el último instante del partido. Los Teros 7, que a esa altura no tenían al capitán, el sanducero Guillermo Lijtenstein, por amarilla, dieron vuelta las cosas y terminaron ganándole a Chile el partido de cuartos de final del repechaje, y volverán a jugar en el Circuito Mundial.
Los trasandinos dieron pelea. Pero terminó siendo todo celeste. Viñals corrió, quebró, se abrió paso y lo vio a Tafernaberry, que avanzó como si fuera perseguido por el diablo. Nadie pudo hacerle frente, y terminó apoyando el try que desató la locura celeste en el Estadio Cívitas de Madrid, donde se jugó este repechaje entre los cuatro mejores del World Rugby Challenger del que Uruguay se consagró campeón, y los cuatro de abajo del Circuito Mundial.
Las cosas comenzaron bien en este partido clave, luego de lo que fueran las victorias
Basso abrió la cuenta con su try, y llegó la conversión de Lijtenstein para poner arriba a Los Teros 7. Pero si alguien esperaba que Chile se quedara quieto, estaba totalmente errado. Tan es así que los trasandinos apoyaron por dos, y dieron vuelta las cosas 10 a 7.
Pero nada está terminado hasta que termina. Con el capitán en el banco, llegó esa última jugada. Esa rebeldía de Viñals, que encontró el espacio necesario y comenzó a correr, la velocidad de Tafernaberry para liquidar las cosas y asegurar para el rugby uruguayo la presencia otra vez en el Circuito Mundial. Sí: Uruguay está entre los 12 mejores combinados del mundo.
“ESTAMOS EN EL CIRCUITO DE VUELTA, CARAJO”
El capitán Guillermo Lijtenstein se mostró totalmente emocionado al cierre del partido. Dijo en la transmisión de Star + que “esto es tremendo”, y confesó que nadie se imagina “lo que laburamos para esto, para poder volver”.
“Queríamos volver, nos dolió mucho quedar afuera” cuando el pasado año no se pudo mantener la categoría. Pero el plantel, al que para esta última instancia se sumó otro sanducero, Dante Soto (está también Valentín Grille), se sumergió de lleno en el objetivo: “estuvimos cuatro meses entrenando durísimo, estudiando rival por rival, jugador por jugador. Y se nos dio”.
El sanducero estaba en el banco, por amarilla, cuando se iba el partido. Pero estaba convencido de que, pese a que “la defensa de Chile estaba muy firme, íbamos a entrar: íbamos a aparecer el espacio”.
Y se dio. La locura es todita celeste. Y entre los Teros hay un grito de guerra: “¡estamos en el Circuito de vuelta, carajo!”.
Ojo: queda otra locura como lo es la participación olímpica. Año soñado para Los Teros 7.