Por Andrés Cottini para Chicos las Pelotas. Los Juegos Olímpicos marcan la gran cita del deporte mundial y llegar es una distinción en sí misma para cada uruguayo que compita en ellos, no solo dejando marcado su nombre en la historia de nuestro país, sino teniendo la oportunidad de codearse con los mejores de sus disciplinas.
Son años de trabajo y esfuerzo para conseguir la clasificación y el lugar correspondiente. En muchos casos a nivel mundial, en otros con conquistas continentales y también hay cupos que se generan por universalidad.
Veinticinco serán los deportistas que nos representen dentro de nueve deportes en la venidera cita de París, algo que tuvo un gran impulso luego que el rugby 7 consiguiera su lugar, siendo el cuarto deporte colectivo celeste que lo hace en toda la historia (los otros fueron fútbol, básquetbol y waterpolo).
Diez medallas (dos de oro, dos de plata y cuatro de bronce) tiene nuestro país en todas las ediciones acumuladas, lo que habla de lo difícil que es acceder a los primeros lugares de cada competencia. Esto se nota mucho más en tiempos de súper profesionalismo, inversiones astronómicas, tecnología aplicada al deporte, infraestructura de última generación y potencias que apuestan al máximo por los galardones.
El deporte uruguayo buscará en Francia varios objetivos que van cambiando según cada uno de los rubros. En disciplinas de tiempo y marca, lo primero es mejorar actuaciones personales, luego buscar récords nacionales y en algunos casos continentales.
Allí aparece el caso de Santiago Catrofe, que batió el registro sudamericano en los 5.000 metros previo a los Juegos y que buscará dar otro salto de calidad a la hora de salir a la pista.
Otra de las zanahorias a alcanzar son los diplomas olímpicos, esos que se entregan a los ocho mejores de cada evento, y allí es donde hay puestas cifradas esperanzas en varios actores.
Bruno Cetraro en el single abierto del remo, Emiliano Lasa en el salto largo del atletismo, y hasta el rugby, en su debut olímpico, tienen chances ciertas, por antecedentes, de regalarnos esta ilusión.
Recordemos que desde la cita de Londres 2012, Uruguay consigue al menos un diploma en forma consecutiva: Alejandro Foglia en la vela de la cita inglesa; Lasa en atletismo en Rio de Janeiro 2016 y Cetraro con Felipe Klüver en el remo de Tokio 2020.
Pelear por las medallas es algo que parece tan complicado que es hasta difícil de imaginar, aunque una de las grandes esperanzas para eso surge de la clase 49er de la vela, conformada por Hernán Umpierre y Santiago Diz.
Los celestes que fueron de plata en los Juegos Panamericanos de Santiago, llegan a esta cita tras ser campeones europeos con todo lo que ello implica y demostrando que están a nivel para competir de igual a igual con cualquiera.
Ahora, los Juegos Olímpicos tienen el aditivo que para estar allí compitiendo y más por las posiciones de privilegio, hay que tener un bagaje de talento, nivel, entrenamiento y mentalidad, superior a la media. No en vano es la gran fiesta del deporte mundial.
Con la premisa de no poner “cabeza de fútbol” en otros deportes de nuestro país, la ilusión está intacta y el sueño siempre presente, porque así lo enseñó Milton Wynants con su presea de plata en la cita de Sydney 2000, y porque eso también es parte del olimpismo.
Andrés Cottini, periodista especializado en “multideportivo”, estará presente en París 2024.