Los Juegos Olímpicos de París 2024 ya son historia, y el deporte mundial ya comienza a trabajar pensando en Los Ángeles 2028.
La cita dejó emociones y puntos altos en escena, pero por estos lados la gran pregunta de quienes una vez cada cuatro años se sumergen en el televisor para ver lo que sucede en los Juegos, y especialmente con los uruguayos, es si el deporte celeste fracasó al volver sin medallas.
La respuesta cae de madura por sí sola. Y es cuestión de dejar de lado el exitismo que nos rodea. Porque así como cada cuatro años aseguramos que podemos ser campeones de la Copa del Mundo de fútbol, y no festejamos desde 1950, o apostamos cualquier cosa a que cada los años que quiera la Conmebol Uruguay gana al tranquito la Copa América que es esquiva desde 2011, también soñamos con que en cada cita olímpica alguna medalla nos vamos a traer. Y la realidad es la realidad.
Las cosas caen por su propio peso. Es solo cuestión de poner primero sobre la mesa aquello de que solo somos tres millones y pico para empezar a razonar. Porque por cierto es verdad y es una de las tantas razones por la que cada vez se hace más complicado poder pisar fuerte en el ámbito internacional. Internacional en serio, dejando de lado Sudamericanos de lo que sea, donde nos revolvemos con éxito.
Se podrá decir que Botswana, con menos población que Uruguay, cosechó en París su primera medalla olímpica. Pero eso será cuestión de otro análisis, y muy interesante por cierto.
Hoy, a pocos días de cerrados los Juegos Olímpicos, el balance de los uruguayos fue positivo. Nada más y nada menos que dentro de lo esperado, más allá de que el sueño de traer un diploma olímpico (sí, no una medalla) se quedó por el camino.
Pero hay que empezar a repasar situaciones para dejar de aferrarse a esa locura de que lo de Uruguay es fracaso.
Primero que nada, para cada uno de los deportistas celestes estar en un Juego Olímpico ya es un éxito rotundo. Basta simplemente tener en cuenta algunos aspectos básicos.
De todo el mundo, estuvieron en los Juegos unos 10 mil deportistas. Y 25 fueron uruguayos, incluyendo al plantel de Los Teros 7. Lo primero que hay que contemplar es ese número, que dice mucho.
Esos 25 llegaron tras romperse el alma buscando ese lugar, con instancias de clasificación que fueron en algunos casos durísimas. Salvo la natación, que cada día está más lejos y debe recurrir a los cupos de universalidad, el resto debió ganarse su lugarcito. Lo que no quiere decir que los dos nadadores uruguayos que compitieron en París no hicieron todo para llegar de la mejor manera y para ser elegidos para esos dos cupos.
Pero hay que poner números sobre la mesa. Y vamos a repasar solo algunos del atletismo como para confirmar que la sola presencia de un uruguayo en los Juegos es para celebrar.
En los 5.000 metros masculinos participaron 40 deportistas. Uno fue uruguayo: Santiago Catrofe. Pero ¿sabés cuántos atletas figuran en el ranking que clasificó al uruguayo a los Juegos? Son 1.800 los corredores que lo integraban al 23 de julio (lógicamente hay muchos más deportistas de esa distancia en el mundo), y el uruguayo está 34º. Terminó 27º de 40 en París.
María Pía Fernández corrió los 1.500 metros y puede decirse que no le fue bien. Pero llegaron 44 deportistas para correr la prueba de los Juegos y una era la trinitaria, que está 66ª en el ranking del mundo en el que figuran 1.200 atletas. En París fue 42ª de 44 deportistas.
Emiliano Lasa, con sus 34 años, estuvo a tres centímetros de clasificar a la final de salto largo, prueba de la que participaron 31 deportistas. Y uno fue uruguayo, que está ubicado en el ranking mundial en el puesto 16º entre un total de 1.700 deportistas. En París terminó 13º entre 31.
Lo del atletismo refleja el éxito que significa para todo el deporte uruguayo llegar a los Juegos.
La vela se metió entre los 10 mejores de la 49er; “Lola” está entre las mejores 22 en ILCA6; el ciclismo volvió después de añares y Eric Fagúndez terminó la prueba y terminó 55º entre 90 pedalistas; Matías Otero cerró su participación 14º entre 29 kayakistas; el rugby tuvo su debut histórico y es quizá al que se le pidió un poco más; Bruno Cetraro ilusionó y terminó 12º entre 33 en el Single Abierto; la natación tuvo a Leo Nolles siendo 47º entre 79 deportistas en los 100 metros libre y Nicole Frank fue 30ª entre 34 en los 200 combinados.
Después, algún distraído podrá decir que es fracaso que Mikael Aprahamian debutara y se despidiera en judo tras enfrentar al medalla de oro en Tokio, y que repitió en París. O que María Sara Grippoli fracasó tras haber protagonizado el debut histórico del taekwondo celeste perdiendo con la medalla de plata de Tokio 2020, luego de acceder a una clasificación dificilísima para estar en París. Los que lo afirman conocen poco. Demasiado poco.
Porque los números no mienten: estar en unos Juegos es todo un éxito para Uruguay. Lo que algunos pretenden, lo de pelear arriba, es otra historia. Tan, pero tan complicada y difícil de plasmar, que siguen pasando los años y cada vez se valora más aquel milagro de Milton Wynants en Sydney 2000. Una medalla que nadie podía imaginarse y que se dio solo por lo que el sanducero plasmó ese día en base a su calidad y los astros alineados.