La velada colmó las expectativas. Incluso si se tiene en cuenta lo que podía esperarse a la hora de ver los nombres y sus récords, podría decirse que hasta fue todo mejor de lo esperado. Especialmente en lo que fueron las tres últimas peleas de una noche que para los organizadores resultó complicada en el Estadio Cerrado, ya que el camión de exteriores de Fox Sports no pudo cruzar el charco por inconvenientes en los trámites.
Pero después, todo fue sobre ruedas. Las cuatro exhibiciones de boxeadores sanduceros sirvieron para abrir la velada que tuvo un escenario espectacular como lo es el remozado “8 de Junio”, pero demasiada gente faltó a la cita.
Los choques profesionales comenzaron con el triunfo por decisión dividida de Cristian Luna ante el salteño Mario Suárez en choque de Superligero.

A continuación, el argentino Matías Obregón ganó con claridad, por nocaut técnico en el segundo asalto, ante el debutante capitalino Agustín Torres, en choque de la misma división.

Así las cosas, llegó un choque que no llamaba la atención, entre la bonaerense Agustina Vázquez y la santafesina Daiana «La Terrible» Ortiz, que se midieron a ocho rounds en Minimosca. Y el choque no decepcionó, teniendo como ganadora a Ortiz, que se mostró con mayores ideas e intenciones arriba del ring.

Y el que sorprendió fue el choque de semifondo, teniendo en cuenta la experiencia de una y otra boxeadora que subieron al cuadrilátero para disputar el título argentino Superligero, que estaba vacante. Es que Yamila Abellaneda, doble campeona bonaerense y con una foja de 18-6-1, 3 KO, enfrentaba a Aldana Pon, que arribó a esta pelea con un récord de 3-2-1.
Pero Pons sorprendió. Hizo una excelente pelea, trabajó de muy buena manera el ring y conectó los mejores golpes, además de realizar una tarea interesante a la hora de moverse en el ring. Y ganó con claridad, tal como indicaron dos de las tarjetas, en tanto la otra dio un empate que arriba del cuadrilátero no se vio.

Y el choque de fondo terminó durando lo que un suspiro. Fue el premio para el vigente campeón sudamericano de los Mediopesados, el correntino Matías Lovera, que conectó una mano descendente directo al hígado del bonaerense Nicolás Argañaraz, que esperó ansiosamente la revancha de una pelea que en noviembre del año pasado había sido muy pareja.
Esta vez las cosas se definieron cuando apenas transcurrían un minuto y 24 segundos de combate. “Monzón” metió esa mano (video y foto), el “Pupi” alcanzó a gritar antes de caer en la lona, y todo se terminó con un nocaut contundente. Después, la consagración oficial de Lovera entre las lágrimas y el aplauso de Argañaraz, a quien la ilusión se le esfumó demasiado rápido.


La mala de la noche: dos títulos y ningún cinturón para entregar.
Vale indicar que la velada fue fiscalizada por la Comisión Uruguaya de Boxeo Amateur y Profesional (Cubap).