Tres en tres, pero con los pies sobre la tierra más que nunca. En esto del boxeo, donde las palmadas en la espalda aparecen rápidamente (de la misma manera que se esfuman), Mauricio Márquez mantiene los puños firmes y sabe que no hay nada sin sacrificio. Y que si hay un enemigo más peligroso que el rival al que enfrenta en el ring, es creérsela.
Esta madrugada, por lo pronto, sumó su tercera victoria en otras tantas presentaciones profesionales. Fue en Florentino Ameghino, tras un viaje de casi 800 kilómetros, ante el local y con claridad, con todo lo que eso supone.

Pero el sanducero, contento por la victoria, sabe que es solo el comienzo. “Fue una buena pelea. Se le ganó (a Marcelo Levetti) con mucha más claridad que en Paysandú, pero esto recién comienza. Hay que agachar la cabeza, prepararse, seguir sumando experiencia para dar pasos firmes”, dijo a Chicos las Pelotas en medio del interminable viaje de regreso a casa.
La pelea fue la que cerró la velada, en medio de la expectativa por la presentación del local. Pero en este caso no hubo aquello de que el dueño de casa siempre está unos puntitos arriba antes de empezar: Márquez no dio lugar a la reacción.
En el primer round Lavetti fue dos veces a la lona. Y después, Márquez tuvo sentido a un rival que dio todo lo que tuvo ante su gente y se negó a perder por nocaut. Fueron cuatro asaltos en los que la visita marcó la diferencia con claridad para terminar con los brazos en alto.

“Ya está: se peleó y se ganó bien. Ahora a encarar este viaje cansador (de Ameghino a Saladillo para tomar el ómnibus a Buenos Aires, desde donde volverá a casa), descansar y volver al sacrificio diario de los entrenamientos. Ya hay alguna posibilidad para volver a pelear, lo que es clave para la continuidad y seguir mejorando y sumando experiencia. Pero tengo esa espinita de poder pelear en casa. Este triunfo es de mi gente”, dijo el pugilista sanducero.